domingo, 20 de noviembre de 2016

Sergey Kovalev - Andre Ward (19/11/2016)

T-Mobile Arena, Las Vegas, Estados Unidos.
Campeonato mundial unificado WBA, WBO e IBF del peso semipesado.

Lo peor de todo el enfrentamiento Kovalev-Ward es que al terminar se podían encontrar innumerables mensajes por toda la web que decían: Estoy harto del boxeo y de su corrupción, voy a dejar de ver boxeo. Esta frase, repetida muchas veces con infinidad de variantes, es el resultado de un robo organizado perpetrado a favor de Andre Ward, siendo la historia, por desgracia, la de siempre. Un prestigioso boxeador americano que tiene fama de imbatible gracias a la infinita sobrevaloración de los grandes medios americanos, evita perder su invicto en suelo americano ante un extranjero (en este caso encima ruso), con la ayuda de un árbitro americano y tres jueces americanos que no dudaron en ayudar a su compatriota a ganar un combate que no mereció, todo ello finalmente respaldado de nuevo nuevamente por los propagandistas americanos y sus imitadores de todo el mundo. Y es que, siendo derribado en una ocasión, perdiendo en golpes conectados y en golpes de poder (78 a 61 según el conteo computerizado), Ward no pudo ni debió hacerse con el triunfo, siendo su victoria más sangrante aún al llegar después de un horrible robo, de los peores del año, en el combate Hooker-Pérez, que el segundo ganó arrolladoramente a pesar de recibir un empate.

¿Cuál es el criterio de los jueces para puntuar un enfrentamiento? Normalmente se dice que los jueces tienden a decantarse por los boxeadores que llevan la presión, algo que se puede comprobar con muchísimos ejemplos recientes. Pero en esta ocasión a Kovalev no le sirvió. También se dice que los golpes de poder son el criterio principal de los jueces, pero esto tampoco le sirvió al ruso. En cambio, muchísimos críticos y aficionados que se olvidaban de valorar los golpes al cuerpo y que negaron la importancia de estos, por ejemplo en el Mayweather-Maidana, están ahora decantándose por Ward en gran medida por su buen trabajo al cuerpo. O sea, la misma canción de siempre pero con otra letra: el invicto afroamericano no puede perder su record imbatido por motivos económicos y, no hay que negarlo, por motivos políticos y sociales, siendo obvio que en Estados Unidos el boxeo y otros deportes se han usado desde hace mucho tiempo para equilibrar la tensión racial del país, de modo que se tergiversa la realidad y los jueces ejercen su labor corrupta sin enrojecerse.

Yendo al análisis del combate, el peor error de Kovalev fue no aumentar la presión y acabar con el duelo al inicio. Tras un primer round en el cual "Krusher" desequilibró a Ward con un jab y obligó a éste a agarrarse a la desesperada para no caer, en el segundo episodio Kovalev impactaría una derecha a la contra de otro directo que derribó sobre la lona al local. En ese momento, la situación era crítica para Ward, con la cara enrojecida, con algo de sangre y viéndose, como se podía esperar, lento y sin recursos ante un boxeador más rodado y potente. Además se ponía de manifiesto que cuando Ward se mide a gente de su tamaño, parte de su ventaja desaparece no siendo ya un boxeador tan brillante. La ayuda principal del tercer hombre llegaría posteriormente y se mantendría durante toda la pelea, puesto que, conociendo que Ward se desenvuelve mejor en la distancia corta y que los jueces iban a sobrevalorar el empeño de su compatriota, el americano (además afroamericano) Robert Byrd dejaría que ambos forcejeasen y se golpeasen en semiagarre, mostrándose claramente parcial al no intervenir para separarlos durante numerosísimas ocasiones.

Llegado el combate a los rounds anteriores y posteriores al ecuador, la pelea se igualó e incluso se decantó hacia el lado de Ward. A partir del quinto round Kovalev se mostraba demasiado expectante y a penas tiraba la derecha, mientras que el aspirante, que se desplazaba ahora mucho más rápido, usaría con bastante acierto el jab. El campeón respondería en el sexto episodio con derechas claras pero de corto recorrido, aunque de nuevo en el séptimo y octavo asalto Ward anotaría clarísimos jabs y hooks al cuerpo para amenazar con la reacción. Con todo, llegada la pelea a la recta final, y quizás con la excepción del onceavo asalto, Kovalev cerraría bien el encuentro y, anotando el jab, algún tenue 1-2, derechas directas y algunos buenos ganchos zurdos, uno de ellos al cuerpo que frenó a Ward, pareció certificar su victoria. Pero, lo que pasó no fue lo que los aficionados imparciales, quienes verdaderamente sostienen el boxeo y no los fans acérrimos, pudieron ver o considerar, sino que, para deterioro y perjuicio del boxeo, Andre Ward 31(15KO)-0 se hacia con una victoria unánime y con los tres cinturones mundiales semipesados con triples tarjetas de 114-113 injustificables, porque para darlas por válidas el estadounidense debería haberse hecho con todos los asaltos desde el sexto, algo que obviamente no sucedió, ya que ni siquiera se llevó más de cinco rounds, de hecho se llevó menos aún. La situación hubiese sido menos grotesca si Ward hubiese sido el caballero que muchos dicen que es y hubiese reconocido su derrota, pero éste celebró el triunfo como si de verdad se hubiese producido, de la misma manera que Floyd Mayweather hizo en el pasado ante otros rivales que le vencieron con claridad... el mismo perro con otro collar.

Muchos se contentan pensando que el duelo, que a pesar de ser táctico fue bastante bueno, tenía una cláusula de revancha que Sergey Kovalev 30(26KO)-1-1 utilizará y que nos dejará otro interesante combate en unos meses en el que se podrá hacer justicia. Pero sinceramente esto ya da igual, porque quién a perdido el combate no ha sido Kovalev, que quizás a muchos les caiga mal por su carácter un tanto hosco y complicado, sino el boxeo, que nuevamente se ha visto secuestrado por los intereses económicos y políticos de unos cuantos, que está deteriorando la imagen del pugilismo a pasos agigantados ante los ojos de sus aficionados más comprometidos, algo que sólo terminará cuando los organismos y comisiones dejen de ser repulsivos centros corruptos basados en la ganancia de dinero y legislen, por ejemplo, para evitar que los duelos sean arbitrados y puntuados por compatriotas de los participantes en un combate... aunque ahora mismo, desgraciadamente, eso parece una utopía, dando la sensación de que será sumamente complicado que el boxeo deje de ser la fábrica de masiva deshonestidad y dinero en la que empresarios, miembros de organismos y políticos lo han convertido.

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